El término “hipster” ya está súper denostado incluso para los propios hipsters. Hace algún tiempo (¿cuánto tiempo?), lo hipster se asociaba a música avanzada, lectura avanzada, tipografía Helvética, gintonics bien preparados, estampados noventeros, pisar fuerte por Malasaña, tatus old schoolers. Ahora… gracias a la publicidad, a las pizarritas de los take-away con rollito y a algún bloguero con 50.000 seguidores, la cosa se ha quedado en versiones femenino-vomitivas de temazos de los ochenta, tipografías “a mano”, pasear por Malasaña con cierto aire de a qué huelen las nubes, gintonics bien preparados, crochet, deco-cakes, tener niños hipsters y, por supuesto, EL CIERVO.

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¿Por qué? ¿Por qué el ciervo precisamente? No solo el ciervo, pero sobre todo el ciervo. Joder, el ciervo es un animal espléndido, es uno de los reyes del bosque, tiene presencia y poderío, es vulnerable pero podría matarte si quisiese… ¿Qué tiene que ver el ciervo con toda esta mandanga hipster-naif que se ha instaurado en nuestras calles y nuestros jerseys?

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Ciervos dibujados, ciervos tejidos, ciervos tatuados, ciervos impresos en papel de regalo, ciervos serigrafiados en eco-bolsas, cuerno de ciervo para nuestros perros… El ciervo moderno ya no pace en el abierto del bosque, el ciervo moderno está disecado colgando del bar de moda, está decorando rótulos de tiendas vintage y etiquetas de ginebra, está hablándonos desde el cartel publicitario de la escuela de diseño más cara, luce en nuestro pecho haciéndonos parecer niños buenos, y viste con traje, fuma cigarros, hace pompas de jabón, se mete las manos en los bolsillos y comenta sobre cómics o discos, se adorna con geometrías.

Quizá el moderno-old fashioned se convierta en ciervo mismo http://cuantohipster.com/2014/02/10/tener-la-barba-y-el-bigote-como-cuernos-de-ciervos-ya-es-posible/ … El ciervo es tan indispensable y tan complemento como el moustache.

El ciervo ya no quiere vivir en un tapiz de 300 kg con una escena de cacería, herido de muerte y rodeado de spaniels acechándole. No. Ahora quiere ser un trazo negro con carita inocente y vivir sobre un fondo blanco o tono pastel, con un bocadillo que emerja sobre el , siempre con tipografía “a mano”, y con alguna frasecita super smart y super amable. Ese es el ciervo moderno.

Y yo, pues no lo entiendo muy bien. Pero tampoco me desagrada.